Nunca te dije


Sí de algo tengo certeza, es de que todo en esta vida corre en ley del efecto de las acciones. Simples acciones tienen un impacto inmenso en el día a día, impensable impacto. Aquella primera vez que pronunciaste mi nombre, todavía la recuerdo, y sigo siendo efecto de ello. Mientras que limpio mi alma de dolores, algunos efectos se vuelven inevitables, se vuelven un hueco profundo y constante, un efecto que sigue impactando. Sí algún día pudiera demostrar como se sienten tus silencios dentro mío, comprenderías como me taja la garganta el sentir que no tenes una simple palabra, de esas palabras que siempre lograbas saber que quería escuchar, sin que lo supiera, palabras que nadie mejor sabe encontrar. Todavía no decido cual fue el impacto que me llevó a crear una imágen muy recurrente sobre como te marchas siempre ante las adversidades. Pero puedo asegurar que siempre preferí irme yo, dar el portazo más fuerte de mi vida y con el enojo en mi frente, no volver a mirar atrás. Porque siempre percibí que de no ser así, siempre serías el que se va, y mientras yo te seguiría amando, me superarías como tu desayuno de la mañana, que sabes que fue bueno, pero ya no lo recordás.

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